Libertad de Expresión: ¿Hasta Dónde va Este Derecho?
Enero 20, 2016
El Derecho a la Libertad de expresión está expuesto el
artículo 20 de la Constitución en Colombia y por el cual toda persona
puede expresar su libre pensamiento sin que esto implique un delito.
Se reconoce también en este artículo que toda persona por estar en una sociedad tiene un pensamiento propio que lo hace ser una persona autónoma y a la vez estar bajo influencia de grupos sociales.
Por ende, puede estar y expresar un pensamiento común. Durante los siglos pasados,
este derecho no estaba incluido en ninguna carta política ni gobierno nacional. Muchos Estados prohibían que sus ciudadanos manifestaran su pensamiento, condenándolos al escarnio público y a una sentencia de privación de libertad o la muerte incluso.
Actualmente, este derecho
está negado en algunos países del mundo, y no solo porque no esté en alguna constitución, sino también porque la presión del Estado impide manifestaciones que vayan en contra de sus intereses.
Solo basta mirar
países vecinos, en donde el
Derecho a la Libertad de Expresión se limita solo a expresar un pensamiento a favor del Gobierno. En Colombia, el Derecho a la Libertad de Expresión no está tan limitado y por ende todos sus ciudadanos pueden expresar su opinión y pensamiento sin miedo a recriminaciones.
Sin embargo, muchos dirán que es una falacia debido a la problemática social del conflicto interno que vive el país y es cierto. Los
grupos guerrilleros y paramilitares impiden que las personas nieguen sus atrocidades.
Limitantes de la Libertad de Expresión
Toda persona puede expresar lo que su experiencia y conocimiento considere necesario que debe decirse a los demás, sin embargo,
no solo el conflicto pone limitantes sino también hasta dónde llega la opinión de una persona.
La Libertad de Expresión
no es necesariamente ofender ni expresar mentiras que afecten la vida, integridad, dignidad y privacidad de alguien o de alguna institución.
Toda persona puede decir y opinar sobre otra persona o institución por un mal servicio, una postura política diferente o un error cometido que debe ser reparado,
pero nunca llegar hasta el punto de rebajarle su condición con el fin de desprestigiarlo para conseguir bienestar propio.
La libertad de expresión
no debe entenderse como un mecanismo político para desprestigiar al contrincante ni este debe tomarlo para defenderse de una acusación. Tampoco debe darse como defensa para ganar beneficios. Muchas empresas crean reseñas negativas de sus contrincantes para hacer que sus clientes ya no estén con ellos.
Todo consumidor ve con validez la experiencia de otro
consumidor sobre un producto o servicio. Si este otro consumidor les dice que el servicio o producto es malo sin haberlo probado,
se incurre ya en una calumnia y por ende un delito.